BOTOX: toxina que una vez inyectada tiene aplicaciones médicas en el tratamiento de ciertas enfermedades neurológicas y en medicina estética para atenuar las arrugas de expresión, quizás su aplicación más conocida. Este uso benéfico de la toxina botulínica, causante de la enfermedad del botulismo, fue descubierto por el laboratorio farmacéutico Allergan y comercializado bajo el nombre de BOTOX, acrónimo del inglés Botulinum Toxin. Pertenece a ese reducido e ilustre grupo de marcas que han pasado al Diccionario de la Real Academia, aunque académicamente adornada por una tilde:
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